sábado, 26 de enero de 2013

al FIN y al cabo: tú

No sé siquiera cómo explicarlo, y eso que yo en esto de escribir soy de esas que lo saben explicar todo...o casi, porque a ti amor,
a ti no hay quien te explique.
Podría decir que este ha sido el fin, pero estaría mintiendo. O quizá no.
Esa es la tortura, el no saberlo. El estar siempre planeando el próximo intento suicida, en vivir para apostar quién de los dos será el siguiente en adoptar la postura de kamikaze,
y si fuésemos kamikazes enamorados...todavía podría comprenderlo. Pero no.
Yo me cuelgo de cualquier excusa ardiendo para salir volando con tu reacción más dañina que química. Hablaban de lo que eran los cócteles molotov: perdonen que les diga que no le han visto a él en puro desdén de arrogancia y pasotismo y tampoco me han visto a mi escribiendo sin escrúpulos (ya los he perdido, los perdí cuando él se empeñó en perderme a mí).
Ahora mismo, solo espero un fin rápido, un final claro, con el que explote hasta el mínimo resto de amor, un final, solo eso. Y no es tanto pedir, es simplemente discutir, ahogarnos discutiendo y terminar por eliminarnos hasta de la conciencia. Y después que sea lo que Dios o lo que tú quieras,
y es que la Biblia fueron aquellos planes que tramé en tu espalda, con la punta de los dedos, sintiéndote tan mío que se me olvidó la parte del Apocalipsis.
Ya han pasado todas las cosas que conspiraban contra nosotros, todo lo que nos podía destruir,
pero ¿y ahora qué?
Dame un fin que duela, que me arranque los recuerdos a patadas, que me rompa cada uno de los 'puedo' y solo me quede la ironía de buscarte en otros ojos, en otras palabras...
Aunque...
digamos que la tarea va a ser larga,
que ese verde al sol y
esas manías,
y esas despedidas...
digamos que solo tú, y ya lo damos todo por sabido.

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